Vulthoom, el Durmiente de Ravermos es una deidad introducida por Clark Ashton Smith en su relato Vulthoom.
Apariencia[]
"...Delante de él, estaba reclinada una cosa increíble cuyas partes y miembros se hundían hasta una distancia indefinida entre la maquinaria. De alguna manera, la cosa era como una planta gigantesca, con incontables raíces, pálidas e inflamadas, que se ramificaban desde un agujero bulboso. Este bulbo, medio escondido a la vista, terminaba en una copa bermellón como un capullo monstruoso, y desde la copa crecía una figura delicada, de matiz perlado, y formada con una exquisita belleza y simetría."
Vulthoom adopta el aspecto de un bulbo extraño del que brotan innumerables raices y de cuyo interior asoma una figura delicada y casi humana (muy semejante a las figuras folclóricas conocidas como "alraunes"). Sin embargo, es muy probable que este solo sea el aspecto con el que se manifiesta, siendo su forma original algo mucho más aterrador y desagradable.
En cuanto a su voz, se dice que es dulce pero potente, adaptada sin duda para poder captar insensatos para aumentar su culto.
Información conceptual y rol[]
Vulthoom llegó exiliado de su mundo natal hace eones, llegando a Marte y portando consigo innumerables flores sedantes y alucinógenas que crecían en su planeta natal. Pese a que aterrizó a bordo de un transbordador estelar, los entonces primitivos aihais que poblaban Marte creyeron que la criatura bajaba envuelta en una bola de fuego (seguramente confundidos por las luces de la nave extraterrestre). Tentándoles con riquezas y flores alucinógenas, Vulthoom reunió una secta de adoradores entre el pueblo aihai y estos, tras enfrentarse en guerra civil a aquellos que eran hostiles a la llegada de su nuevo amo, lograron introducir a Vulthoom en la caverna de Ravermos. Allí, Vulthoom y su secta entraron en hibernación durante un milenio y, a su despertar, se mantuvieron otro milenio ocultándose entre las sombras para, nuevamente, iniciar otro largo letargo milenario. Es por eso que el pueblo aihai acabó olvidándose de Vulthoom, pasando este a formar parte de la cultura popular marciana como un simple demonio o dios mitológico. Pero, en un futuro remoto, Vulthoom abandonará Ravermos y viajará para instalarse en la Tierra, llevándose consigo sus flores alucinógenas y destruyendo Ignar-Luth, capital de los aihais, al despegar su nave, pues esta es inmensa y se oculta justo debajo de la ciudad. De hecho, es muy posible que todos los túneles de Ravermos sean en realidad los pasillos del transbordador estelar de Vulthoom.
Vulthoom no es totalmente inmortal, aunque es capaz de mantener su longevidad entrando en una larga hibernación cada mil años. Dicho letargo dura también un milenio, por lo que se mantiene mil años activo y mil años durmiendo. Vulthoom posee, además una gran inteligencia y avanzada tecnología, y está conectado telepáticamente con las plantas narcóticas que trajo de su mundo. Si Vulthoom lo desea, puede hacer que esas plantas liberen sus esporas alucinógenas para así embriagar a sus futuros siervos o para contener a sus oponentes.
Relatos[]
Obras de Clark Ashton Smith[]
Vulthoom[]
El relato original de Clark Ashton Smith. Supone el debut de Vulthoom y aporta valiosos datos sobre él y su biología.
Obras de Ramsey Campbell[]
El habitante del lago[]
Aquí se menciona a Vulthoom y se ofrece una breve información especulativa sobre él.
Curiosidades[]
- En el complemento "End Time" del juego de rol La Llamada de Cthulhu se dice que Vulthoom se alimenta de los ecosistemas de los planetas, siendo el responsable del estado actual de Marte.
- En la Enciclopedia de los Mitos de Cthulhu se dice que Vulthoom podría ser un niño, de la raza que dio origen al mito de los vampiros. Por otro lado, en El habitante del lago lo que se cuenta es que Vulthoom es el avatar (tal vez la encarnación del inconsciente colectivo) de una raza vegetal capaz de crear vampiros.
- Algunos creen que pudo ser engendrado por Yog-Sothoth y alguna criatura de la raza del vampiro estelar, aunque esto está poco claro.