Pánfilo de Zamacona y Núñez es uno de los personajes principales de El túmulo. Es un "hidalgo de Luarca en Asturias" que en el siglo XVI acudió a colonizar América, encontrando allí su horrible final.
Historia
Según el propio relato:
"Sobre su juventud en Luarca, un pequeño y plácido puerto del Cantábrico, Zamacona cuenta poco. Fue un muchacho problemático, el menor de sus hermanos, y había llegado a Nueva España en 1532, con tan sólo veinte años. De sensible imaginación, había escuchado fascinado los perennes rumores acerca de ricas ciudades y mundos desconocidos en el norte… y en especial el relato del franciscano Marcos de Niza, que volvió de un viaje en 1539 con ardientes historias sobre la fabulosa Cíbola y sus grandes ciudades amuralladas con casas de azoteas de piedra."
Zamacona viajó incansablemente por el Nuevo Continente, tratando de encontrar sus maravillas, pero se llevó constantes desilusiones al comprobar que los rumores sobre majestuosas ciudades por los que se guiaba Francisco Vázquez Coronado, el líder de la expedición, en realidad no eran más que exageraciones. Por boca de un indígena, Búfalo Acometedor, Zamacona se enterará de la existencia de la vieja Raza y, el 7 de octubre de 1541, tras escapar del campamento español, logró introducirse en solitario en uno de los pasajes que conducían a la ciudad subterránea de K'n-yan. En esta permaneció varios años, estudiando las perturbadoras costumbres de la vieja raza, e incluso se llego a casar con una de ellos, T'la-yub. Conoció la historia de la vieja raza y su vinculación con dioses como Yig o Tsathoggua y pudo descubrir la existencia de Yoth y N'kai.
Pánfilo de Zamacona encontró la muerte al ser ejecutado por intentar escapar de K'n-yan y su cuerpo fue reanimado para emplearlo como un y'm-bhi centinela que desde entonces debería vigilar la entrada por la que él mismo en vida se infiltró.